La danza despierta en mí la posibilidad de estar Presente, sintiendo la respiración, el latido de mi corazón, el calor de mi cuerpo, el flujo de la energía recorriéndolo... desde lo emocional haciendo espacio a lo que estoy sintiendo y permitiendo que eso encuentre una forma de expresión a través del movimiento libre y espontáneo. Al bailar puedo aquietar la mente, y desde ese lugar de “silencio” recibir los mensajes y la información que voy necesitando para cada momento.
La danza me enseña a escuchar profundamente, a abrir mi conexión y mi percepción no solo a mi cuerpo físico sino a otros niveles del Ser que se van revelando a través de la práctica del movimiento.
Bailar me ayuda a aceptar e integrar cualquier situación que esté atravesando o transitando. Abrazando con amor lo que es, sin juzgarlo, con la certeza de que lo que me está ocurriendo es lo mejor que me puede ocurrir.
Cada vez que bailo siento que atravieso un velo, una capa que se disuelve para acercarme a ese amor que soy, que somos.
Me conecta con la belleza, la creatividad, la inspiración, el servicio, la compasión… y desde ese lugar hacia una profunda confianza hacia la Vida que todo lo abarca y contiene.
Al bailar me siento feliz, plena, Viva, abundante, generosa, más conectada, abierta, amorosa en el encuentro conmigo misma y con los otros, donde todo fluye y es perfecto como es.
Bailar para mí es una manera de “volver a casa”, de recordar quien soy… una poderosa energía de amor habitando un cuerpo sagrado.
Cuando bailo todo se vuelve Bendición, la bendición de la Vida manifestándose. La danza se vuelve gozo y celebración, porque expande mis posibilidades hacia una vida más plena, con Sentido, más humana y en comunión con todo lo que existe.
La danza me enseña a escuchar profundamente, a abrir mi conexión y mi percepción no solo a mi cuerpo físico sino a otros niveles del Ser que se van revelando a través de la práctica del movimiento.
Bailar me ayuda a aceptar e integrar cualquier situación que esté atravesando o transitando. Abrazando con amor lo que es, sin juzgarlo, con la certeza de que lo que me está ocurriendo es lo mejor que me puede ocurrir.
Cada vez que bailo siento que atravieso un velo, una capa que se disuelve para acercarme a ese amor que soy, que somos.
Me conecta con la belleza, la creatividad, la inspiración, el servicio, la compasión… y desde ese lugar hacia una profunda confianza hacia la Vida que todo lo abarca y contiene.
Al bailar me siento feliz, plena, Viva, abundante, generosa, más conectada, abierta, amorosa en el encuentro conmigo misma y con los otros, donde todo fluye y es perfecto como es.
Bailar para mí es una manera de “volver a casa”, de recordar quien soy… una poderosa energía de amor habitando un cuerpo sagrado.
Cuando bailo todo se vuelve Bendición, la bendición de la Vida manifestándose. La danza se vuelve gozo y celebración, porque expande mis posibilidades hacia una vida más plena, con Sentido, más humana y en comunión con todo lo que existe.
Tiempo de Valientes
Hoy conocí a una mujer... en realidad ella vino a conocerme a mi, porque quiere empezar a venir a bailar...
En los pocos minutos que nos vimos ella me recordó... en realidad fue un espejo para mí...
Con dolor y c lágrimas en sus ojos, me recordó que es Tiempo de Valientes...
Valientes para escuchar al alma y seguir su camino. Valientes no solo de iniciar el camino sino tambien de sostenerlo. Valientes de sentir amor en el corazón y que esa sea la fuerza para poder seguir adelante. Como todos sabemos ser valiente no es no tener miedo, no es no sentir dolor, es permitirse sentir todo, flaqueza, duda, dolor, miedo, desesperación, incertidumbre pero confiando en esa voz del alma, que SI sabe para donde va. Soltar y saltar a ese no saber con la certeza de que hay una fuerza poderosa que nos sostiene... Ser Valiente es atravesar ese espacio, abrazandonos con mucho amor, es un acto de fe a la Vida misma que pide ser Vivida, con la Verdad de nuestro corazón. Ser valiente es dejar de esconderse en la comodidad de lo conocido y abrirse a lo nuevo honrando el camino recorrido y los ciclos que finalizan y comienzan...
Amar amar amar es para Valientes, dandolo todo y recibiendolo todo, abiertos, receptivos, vulnerables... asumiendo nuestra vida y nuetras decisiones... La,libertad de elegir es tambien para valientes... Eligiendo descartamos millones de otras posibilidades... Y si... cómo saber...
El alma no se equivoca, sólo hay q abrirse a escuchar para elegir lo mejor para nosotros ahora, y sólo ahora... Después , quien sabe... Después es después....
Hoy un vez más me di cuenta que admiro a los/las Valientes, sobre todo a mis amigas valientes que son muchas!! Porque me inspiran!!!
Hoy conoci a una mujer... quizás el jueves que viene venga a bailar... quizás, quien sabe... ella me inspiró a ser valiente y compartir esto hoy...
Y nuestras almas eligieron... Yo creo que siempre eligen. Y como en una historia perfecta cada una realiza la tarea asumida. Este es un gran misterio. El misterio de no saber, de no entender, pero de sentir esa confianza, esa certeza de que las almas si saben... Entregarse a este gran misterio da sentido a esta humilde experiencia humana y la trasciende. No hace falta comprender, desde la mente no se puede, de la única manera que podemos hacerlo es rindiéndonos a esta poderosa energia llamada AMOR. Rindámonos!!!! Permitamonos sentirlo y compartirlo!!! para esto vinimos... y nuestras almas lo saben, siempre lo supieron. Eso es lo que hacen, guiarnos hacia el encuentro de otras almas para realizar la sagrada tarea de enseñarnos a amar. Desde el plano humano a veces los caminos que utiliza pueden ser dolorosos.
Pero la vida en cada circunstancia nos invita a amar. En situaciones dificiles e incomodas, o en situaciones jamas imaginadas, la puerta siempre está abierta.
Incluso el sentirse no amado es una invitacion a ir más profundo en las aguas mismas de esta fuente nutritiva e inagotable que esta existencia nos ha regalado, para poder amarnos completamente a nosotros mismos. Solo asi podremos amar a otros.
Honro a mi alma por guiarme hasta este punto, con todo lo que la vida me trajo... Porque el amor que siento es infinito y eterno, y ese amor me hace grande... y yo lo siento, y como lo siento adentro, en realidad es un regalo para mi. Es un amor que trasciende el tiempo y el espacio. Pero sobre todo trasciende la forma. Acaso eso importa? Esta es mi gran conquista, y la de todos los que permitimos entregarnos a algo tanto mas grande... Hoy mi alma está en paz y agradecida a todas las almas que tocaron profundamente la mía y me enseñaron y por las que lo siguen haciendo... INFINITAS GRACIAS!!!! Amor para todos!
Que
sucederia si en vez de preguntarnos quien soy… Para que estoy acá… nos preguntaramos cuales son aquellas
experiencias, vivencias, creencias y condicionamientos que hacen que yo no
pueda ver y manifestar a ese Ser Original que soy?
Cuales son
aquellas ideas que tengo sobre mi mismo tan profundamente arraigadas adentro
que me limitan, que no me dejan avanzar.
Cuales son
esas historias que me cuento sobre mi mismo una y otra vez, creyendo que son
verdaderas, idenificandome con todas ellas y limitandome permanentemente con
aquello que no soy y siempre crei que era?
Cuando estamos saturados por pensamientos repetitivos, o
cuando transitamos por las mismas emociones una y otra vez, ahí están activos
programas que están limitando y condicionando nuestra percepción, así como
condicionando también toda acción o no-acción derivada de ella.
Lo que se ofrece en estas consultas es la posibilidad de ir
vaciándonos, de ir abriendo espacios para que nuestra forma de mirar la vida
vaya despejándose de contenidos y creencias limitantes que nos mantienen
identificados con historias del pasado y con experiencias recurrentes.
Les propongo una toma de conciencia de esas limitaciones que
venimos validando -es decir, que venimos tomando como verdades- y que provienen
de programas circulares alimentados por el miedo, la necesidad y la
dependencia; dichos programas interfieren en nuestra escucha intuitiva y
condicionan nuestra toma de decisiones.
Cuando nos permitimos observar esas creencias limitantes y
tomamos conciencia de ellas vamos sintonizando con nuestra verdad interior más
sencilla y esencial, la cual no se encuentra en ningún tipo de información
exterior que nos pueda ofrecer una paz temporal, sino en el reconocimiento de
Eso que es permanente en nosotros, el Ser. Es desde ese reconocimiento que
puede permanecer abierto todo un espacio interno de auto-referencia que nos
permite tomar decisiones en el presente, en armonía y coherencia con aquello
que realmente somos y no condicionados por los dictados de los programas, que
siempre van a estar polarizando entre bueno y malo.
Te propongo
acompañarte a trabajar con tus creencias, con la adiccion a los pensamientos
que solamente hacen que nuestro cuerpo del dolor sea cada vez mas grande y no
podamos tener la percepción de quien verdaderamente somos.
Te propongo
mirar y desactivar cada creencia, cada programa limitante en los cuales estamos
“atrapados”, para que podamos vivir la vida con total libertad, livianos, sin
distorsiones…
Porque la
vida y cada cosa que hacemos en ella puede resignificarse a cada instante.
Porque
podemos vivir en libertad cuando ya no nos identificamos ni con el dolor ni con
el placer, porque al quedarnos pegados a cualquiera de ellos nos trae
sufrimiento…
Porque
podemos decidir de nuevo desde otra perspectiva.
Porque si
cambian nuestra percepciones… cambia TODO…
Sobre la Sombra
Conocernos verdaderamente a nosotros mismos, implica entrar en contacto con todo lo que somos, con las partes luminosas y agradables que nos gustan y tambien con las partes oscuras, las que rechazamos o no aceptamos. Es solamente adentrándonos en profundidad, tomando las partes oscuras (nuestra sombra) viendo que mensajes o informaión nos traen, e integrandolas es como podemos SER, SER TODO lo que SOMOS y solo asi podremos alumbrar...
Mientras la luz y la sombra estén separados, no podemos vivir en unidad.
No es rechazando... sino abrazando como podemos descubrir todo el potencial, la fuerza y la sabiduría que está adentro de nosotros.
Tener conciencia de uno mismo, nos permite una mayor conexión cono nosotros mismos y con los demás.
Resolver todas aquellas cuestiones que nos atan y nos limitan nos sacan la energía necesaria para vivir plenamente, disfrutar lo que hacemos y saber que queremos y para donde queremos ir.
Te invito a transitar un camino de sanación a través de un trabajo profundo y de búsqueda, de autoconocimiento y de integración. De hacer conciente lo inconciente a traves de la presencia amorosa.
Sobre la Sombra
Conocernos verdaderamente a nosotros mismos, implica entrar en contacto con todo lo que somos, con las partes luminosas y agradables que nos gustan y tambien con las partes oscuras, las que rechazamos o no aceptamos. Es solamente adentrándonos en profundidad, tomando las partes oscuras (nuestra sombra) viendo que mensajes o informaión nos traen, e integrandolas es como podemos SER, SER TODO lo que SOMOS y solo asi podremos alumbrar...
Mientras la luz y la sombra estén separados, no podemos vivir en unidad.
No es rechazando... sino abrazando como podemos descubrir todo el potencial, la fuerza y la sabiduría que está adentro de nosotros.
Tener conciencia de uno mismo, nos permite una mayor conexión cono nosotros mismos y con los demás.
Resolver todas aquellas cuestiones que nos atan y nos limitan nos sacan la energía necesaria para vivir plenamente, disfrutar lo que hacemos y saber que queremos y para donde queremos ir.
Te invito a transitar un camino de sanación a través de un trabajo profundo y de búsqueda, de autoconocimiento y de integración. De hacer conciente lo inconciente a traves de la presencia amorosa.
Sobre el Cuerpo del Dolor
La voz de la mente tiene
vida propia, la mayoría de las personas están a merced de esa voz, como “poseídas”
por el pensamiento, por la mente. Y como la mente está condicionada por el
pasado, empuja a la persona a vivir el pasado, una y otra vez.
Si bien el cuerpo es muy
inteligente, no está en capacidad de distinguir entre una situación real y un
pensamiento. Reacciona a todos los pensamientos como si fueran la realidad.
Para el cuerpo, un
pensamiento preocupante o amenzador, significa, “estoy en peligro” llevándolo a
reaccionar, aunque la persona esté descansando en su cama de noche. El corazón
se acelera, los músculos se contraen, la respiración se hace más rápida y se
acumula la energía. Pero como el peligro es solo una ficción de la mente, esa
energía no tiene por donde desahogarse. Parte de ella retorna a la mente y
genera más pensamientos angustiosos. El resto de la energía se vuelve tóxica e
interfiere con el funcionamiento armonioso del cuerpo.
La voz de la mente relata
una historia a la cual reacciona el cuerpo porque cree en ella. Esas reacciones
son las emociones, las cuales alimentan nuevamente el pensamiento que las creó
en primer lugar. Este es el círculo vicioso que da lugar al pensamiento
emocional y a la fabricación de historias emocionales.
Los pensamientos se originan en el pasado de la persona, generalmente en la primera infancia, estos son algunos de los supuestos inconscientes más comunes: “no se puede confiar en nadie”, “nadie me respeta ni me acepta”, “debo luchar para sobrevivir”, “la vida es una permanente desilusión”, “no merezco la abundancia”, “no merezco amor”.
Un torrente de emociones
negativas acompaña al torrente de pensamientos compulsivos incesantes.
Toda emoción negativa que no
enfrentamos ni reconocemos por lo que es, no puede disolverse por completo.
Deja tras de si, un rastro de dolor.
Para los niños en
particular, las emociones negativas fuertes son demasiado abrumadoras, razón
por la cual tienden a tratar de no sentirlas.
A falta de un adulto que los
guíe con amor y comprensión para que puedan enfrentar la emoción directamente,
la única alternativa que le queda al niño es no sentirla.
Este mecanismo de defensa de
la infancia suele permanecer hasta la edad adulta.
La emoción sigue viva, y al
no ser reconocida, se manifiesta indirectamente en forma de ansiedad, ira,
reacciones violentas, tristeza y hasta en forma de enfermedad física.
La emoción dañina para el
cuerpo también se contagia a las personas que entran en contacto con nosotros.
En la mayoría de los casos
interfiere con todas las relaciones íntimas y las sabotea.
El término genérico para
describir todas las emociones negativas es la infelicidad.
Todos los vestigios de dolor
que dejan las emociones negativas fuertes, y que no se enfrentan y aceptan para
luego dejarse atrás, terminan uniéndose para formar un campo de energía
residente en las células mismas del cuerpo.
Este campo está constituído no solamente por el sufrimiento de la infancia, sino también por las emociones dolorosas que se añaden durante la adolescencia y la vida adulta.
Este campo de energía hacho
de emociones viejas pero que continúan muy vivas en la mayoría de las personas,
es “el cuerpo del dolor”.
Las personas cuyo cuerpo del dolor es más pesado generalmente tienen mayores oportunidades de despertar espiritualmente que quienes tienen un cuerpo relativamente liviano. Mientras algunas permanecen en sus cuerpos densos, muchas otras llegan a un punto en que ya no toleran su infelicidad, de manera que se acentúa su motivación para despertar.
El cuerpo del dolor tiene su
propia inteligencia primitiva, muy parecida a la de un animal astuto y su
principal objetivo es la supervivencia.
Como toda forma de vida
necesita alimentarse y su alimento es la energía compatible con la suya propia,
es decir la energía que vibra en una frecuencia semejante. Toda energia
emocionalmente dolorosa puede convertirse en aliemento para el cpo del dolor.
Es por eso que tanto le agradan al cuerpo del dolor los pensamientos negativos y el drama de las relaciones humanas. El cuerpo del dolor es una adicción a la infelicidad.
Es probable que se sienta
sorprendido al saber que hay algo en su interior que busca periódicamente la
negatividad emocional y la infelicidad.
Una vez que la infelicidad
se apodera de nosotros no solamente no deseamos ponerle fin sino que tratamos
de que los otros se sientan tan infelices como nosotros a fin de alimentarnos
de sus reacciones emocionales negativas.
En la mayoría de los casos
el cuerpo del dolor tiene una fase activa y otra latente. Cuando está latente
olvidamos que llevamos una nube negra o un volcán dormido en nuestro interior.
El período que permanece latente varia de una persona a otra, unas cuantas
semanas es lo más común, en algunos casos pueden ser días o meses…
El cuerpo del dolor
despierta cuando tiene hambre y es hora de reponer la energía perdida. Puede
valerse de cualquier suceso para desencadenar su apetito, desde algo trivial,
algo que alguien dice o hace o incluso un pensamiento. De un momento a otro los
pensamientos se tornan profundamente negativos. La frecuencia vibratoria del
cuerpo del dolor resuena con la de los pensamientos negativos, solamente puede
alimentarse de ellos.
La emoción del cuerpo del
dolor no tarda en apoderarse del pensamiento y una vez que esto sucede, la
mente comienza a producir pensamientos negativos, comienza a contar historias
de tristeza, angustia o ira acerca de la vida, de nosotros mismos, de las otras
personas, de los sucesos pasados, presentes, futuros o imaginarios. La voz
culpa, acusa, reniega, se imagina… Y nosotros nos identificamos con lo que dice
la voz y creemos todos sus pensamientos distorsionados. Es el momento en que se
apodera de nosotros la adiccion a la infelicidad.
No es tanto que no podamos
frenar el tren de pensamientos negativos, sino que no deseamos hacerlo. Esto se
debe a que en ese momento el cpo del dolor está viviendo a traves nuestro y
suplantando a nuestro verdadero SER. Y al cuerpo del dolor le es placentero el
sufrimiento. La voz que habla usualmente se ha convertido en la voz del cuerpo
del dolor y ha asumido el control del dialogo interior. En algún momento, después
de unas cuantas horas o días, una vez que está satisfecho, el cuerpo del dolor
vuelve a dormir, dejando tras de sí un organismo agotado y un cuerpo mucho más
susceptible a la enfermedad. Se parece mucho a un parásito psíquico y eso es en
realidad.
Cuando tenemos personas a
nuestro alrededor, especialmente el conyuge o un familiar cercano, el cuerpo
del dolor busca provocarlas para poder alimentarse del drama que seguramente
sobrevendrá. Es difícil resistirse cuando otro cuerpo del dolor está decidido a
provocar una reacción en nosotros. Conoce instintivamente nuestros puntos más
vulnerables. Si su primer intento no prospera, intentará una y otra vez. El
cuerpo del dolor de la otra persona desea despertar el nuestro para que los dos
puedan alimentarse mutuamente.
La mayoria de los cuerpos
del dolor buscan infligir sufrimiento y ser a la vez víctima de él, pero
algunos son principalmente víctimas o victimarios. Algunas parejas que creen
estar enamoradas en realidad se sienten atraídas porque sus respectivos cuerpos
del dolor se complementan.
No nos casamos con un esposo o esposa solamente, tambien nos casamos con los dos cuerpos del dolor.
Cuando nos hablan, no es la voz de nuestro conyuge o nuestra pareja, sino el cpo del dolor que habla a traves de ellos. Lo que dicen no es más que una versión distorsionadad de la realidad que nos ofrece el cuerpo del dolor, una realidad completamente distorsionada por el miedo, la hostilidad, la ira y el deseo de infligir y recibir más dolor.
Generalmente terminamos sintiendo/nos y confirmando las creencias o pensamientos negativos que están tan cristalizados dentro nuestro desde la niñez… “siempre me abandonan” “me siento siempre rechazado”, “no se puede confiar en nadie”, “nadie me respeta ni me acepta”, “debo luchar para sobrevivir”, “la vida es una permanente desilusión”, “no merezco la abundancia”, “no merezco amor”… y así continuamos contándonos estas historias a nosotros mismos.
LA LIBERACION
El comienzo de la libertad
implica que para liberarnos del cuerpo del dolor debemos, ante todo, reconocer
que lo tenemos. Después y más importante todavía, es preciso mantenernos lo
suficientemente presentes y alertas para notar el cuerpo del dolor cuando se
activa en nosotros. Cuando lo reconocemos ya no puede fingir que es nosotros,
ya no puede hacerse pasar por nosotros, ni vivir ni renovarse a traves de
nosotros. La identificación con el cuerpo del dolor se rompe con la Presencia
consiente. Cuando dejamos de identificarnos con él, el cuerpo del dolor pierde
todo control sobre nuestra forma de pensar y por lo tanto no puede alimentarse
de nuestros pensamientos para renovarse. En la mayoria de los casos, el cuerpo
del dolor no se disuelve inmediatamente. Sin embargo una vez roto su vínculo
con nuestros pensamientos, comienza a perder energía. Y si comienza a perder
cada vez mas energía, luego no habrá que alimentar…
La emoción ya no nubla
nuestro pensamiento, el pasado ya no distorsiona nuestras percepciones del
presente. Entonces, la frecuencia en la cual vibra la energía atrapada
anteriormente cambia y se transmuta en Presencia. Es así como el cuerpo del
dolor se transforma en combustible para la conciencia, y esta es la razón por
la cual los hombres más sabios e iluminados de nuestro planeta tuvieron también
alguna vez un cuerpo del dolor denso y pesado.
No sorprende que las
personas cuyos cuerpos del dolor son pesados y activos vivan con frecuencia en
situaciones de conflicto. Algunas veces ellas mismas las provocan. Pero otrass
veces quizás ni siquiera hagan nada. La negatividad que emanan es suficiente
para atraer la hostilidad y generar el conflicto. Se necesita un alto grado de
Presencia para evitar reaccionar cuando se está frente a una persona con un
cuerpo del dolor tan activo. Cuando logramos estar presentes, a veces sucede
que nuestra Presencia lleva a la otra persona a dejar de identificarse con su
cuerpo del dolor y a experimentar el milagro de un despertar súbito.
Cuando aprendemos a
reconocer el afloramiento de nuestro cuerpo del dolor, aprendemos rápidamente
cuáles son los factores que lo activan, trátese de situaciones o de ciertas
cosas que los demás dicen o hacen. Tan pronto como se presentan esos factores,
los reconocemos inmediatamente por lo que son y entramos en un estado de
alerta. Al cabo de uno o dos segundos también notamos nuestra reacción
emocional que cobra forma en el cuerpo del dolor, pero en el estado de
Presencia alerta, no nos identificamos con él, lo cual significa que el cuerpo
del dolor no puede apoderarse de nosotros y convertirse en la voz de la mente.
El reconocimiento es todo lo
que se necesita para romper con la identificación con el cuerpo del dolor. Y
cuando la identificación cesa, comienza la transmutación.